Derrota y angustia de los WOKE y sus peones socialdemócratas

Al imperialismo no se le puede creer ni un tantico así, ¡nada!” Ernesto Che Guevara

Lo denominado Woke surgió en los Estados Unidos, y aglutina a los que consideran que el principal problema social no es la desigualdad económica y la consecuente amplia exclusión que se genera per se por el propio sistema capitalista; sino que, para este grupo, la principal desigualdad social a combatir es la exclusión relacionada al género y la orientación sexual, y las restricciones culturales a lo que ellos consideran un desarrollo personal adecuado. En tal sentido, primero desvirtúan las luchas sociales de emancipación, tratando de eliminar las contradicciones entre diversos estamentos o clases. Y segundo, propagan la idea que, solucionando temas identitarios, por ejemplo, los de las personas del colectivo LGTB o de otros grupos humanos, ya se ha realizado lo relevante, sin tocar al sistema económico imperante. El corolario, es que asumen que el estilo de vida occidental, es el mejor, incluyendo sus instituciones y modelos, el cual debía ser global, de ahí deriva el nombre de “globalismo”. Obviamente, ocultan o ignoran cómo Europa y los Estados Unidos llegaron a acumular los recursos para ese «jardín», y cómo construyeron el engranaje institucional que lo sustenta. Amplios sectores del partido demócrata norteamericano se identifican como Woke, al igual que los del partido liberal canadiense,  los laboristas británicos o los socialistas franceses o españoles; y obviamente se aunaron, gracias a ONG financiadas por los antes nombrados (donde la Fundación Open Society, fundada por G. Soros es la adalid), diversos grupos latinoamericanos, sobre todo socialdemócratas, kirchneristas argentinos e incluso algunos autodenominados comunistas.

El gobierno de Biden fue el culmen del “wokismo”, ello no le impidió participar y financiar el mayor intento de genocidio a la fecha del siglo XXI, como es la operación israelí en #Gaza. O intervenir en Ucrania[i], para asestar una derrota estratégica a Rusia para luego ir por China, llevándose de paso a los ilusos de la Unión Europea, que no han dejado de ser unos subordinados a los Estados Unidos, algunos desde 1945. Ya el 2020 advertíamos sobre este sujeto. https://surhoy.org/2020/11/07/quien-es-joe-biden-y-como-nos-afecta-su-posible-gestion-en-los-estados-unidos/ y lo mismo escribimos sobre su derrotada candidata: https://surhoy.org/2020/11/09/harris-mas-a-la-derecha-que-nadie/.

Aquí el socialdemócrata y propagandista woke chileno Boric y el jefe de estado de facto de Ucrania.

El uso de Ucrania para eliminar a Rusia y desarticularla en múltiples “estados étnicos”,  entusiasmó a la “izquierda ligth”  de toda laya. El desconocimiento de la historia o la obnubilación ideológica, impidió a estos woke y a sus socialdemócratas, ver que hay diversas lógicas en el planeta y que no todos actúan como occidentales. Hace tres años señalábamos la hipocresía y subordinación a los wokes de la caviarada o izquierda “fifi” al respecto:  https://surhoy.org/2022/02/25/hipocresia-y-subordinacion-el-caso-de-los-rosados-y-verdes/.

Con el triunfo de Trump, un capitalista neto, se cayó la última máscara de aquellos que piensan (o tratan de entretener) que reformar el sistema es la mejor opción para las mayorías. Trump se comportará como lo que es, empleará la fuerza del capital o el de las armas para imponer sus intereses, solo los que se sepan defender, eludirán lo que él y su grupo desea: el vasallaje franco y abierto.

Los socialdemócratas latinoamericanos, como Boric o Petro, seguidores de la agenda Woke, al igual que sus émulos de Perú, México o Centroamérica, diversos “activistas de salón” (slacktivism en inglés) e incluso militantes desubicados de diversos partidos comunistas, escriben o reenvían numerosas descripciones de lo “terriblemente malo” que es Trump; en algunos casos es comprensible: Trump ya limitó, era previsible, las “ayudas” económicas a diversos proyectos o ONG donde trabajan ellos o sus allegados. Con Trump se hace transparente cómo funciona el sistema y así la mayoría de la población, tiene la oportunidad de percibir claramente qué intereses se afecta y ver en qué lado está. En una confrontación abierta, los trabajadores no tienen nada que perder excepto las cadenas.

Trump deja en evidencia que a los Estados Unidos no le va nada bien, por ello sus discursos y normas que tratan de hacer brillar “de nuevo” a su país, al margen y al costo de sus dependientes europeos (Para Trump España es parte de los BRICS), o de lo que se diga o se haga en el Brasil o México. Con ello, intentará construir nuevas estructuras y una desarticulación, de facto, del tejido institucional que Estados Unidos había elaborado desde 1945, y que le permitía dirigir al mundo, como por ejemplo la Organización Mundial de la Salud (OMS). El mundo de la post II guerra mundial ha terminado.

Lo curioso de los lamentosos socialdemócratas, es que no cuestionan al sistema que impera en los Estados Unidos, cuestionan la conducta de un grupo de personas lideradas por Trump. Así, como vasallos, muestran que no les gusta su nuevo patrón. Olvidaron o nunca aprendieron lo que el Che dijo: “Al imperialismo no se le puede creer ni un tantico así, ¡nada!.


[i] El fondo de inversiones Rosemont Seneca Thornton, fundado por Hunter Biden, hijo del ex presidente del EEUU, y el Fondo de Open Society de Soros, participaron en la financiación de laboratorios de armas biológicas en Ucrania patrocinados por el Pentágono.


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