“La nuestra es una causa justa. El enemigo debe ser derrotado. La victoria será nuestra”. I.Stalin
Las victorias de Moscú, Stalingrado (El día D tan promocionado en occidente es una escaramuza frente a los 3.5 millones de soldados de ambos bandos enfrentados en la ciudad que llevaba el nombre de Stalin), Kursk, Bragation, y Berlín fueron determinantes para eliminar el poderío nazi, el cual antes había derrotado fácilmente a las tropas polacas, francesas y británicas más sus aliados.
La operación «Tormenta de agosto» o batalla de Manchuria, fue a su vez, la determinante para la rendición del Japón, dado que, a pesar del ataque atómico a Hiroshima y Nagasaki, los japoneses pensaban que podrían resistir una invasión aliada si conservaban el control de Manchuria y Corea, que les aportaban recursos básicos para la guerra. Ante el avance soviético, Kantaro Suzuki, primer ministro japonés instó a su gabinete a rendirse diciendo[i]: «Si dejamos pasar esta oportunidad, la Unión Soviética se apoderará no solo de Manchuria, Corea y Sajalín (isla en el extremo oriental de Asia), sino también de Hokkaido. Debemos poner fin a la guerra mientras podamos negociar con Estados Unidos«. La «Tormenta de agosto» en solo trece (13) días significó la conquista de una extensión superior a México, y se detuvo a 30 kilómetros de Hokkaido. Este episodio bélico no es resaltado en los libros de historia occidentales (y los de sus subordinados) pero que significó el fin de toda esperanza para el Japón.

Entonces, si los soviéticos no hubieran vencido, bajo la dirección militar de la Stavka[ii] y el liderazgo político de Stalin, la Gran Alemania se hubiera convertido en el hegemón en la parte occidental de Eurasia, con un territorio que muestra el siguiente mapa:
La otra parte del mundo hubiera sido compartida con Japón, siendo la India el punto de encuentro entre ambos estados victoriosos.

En vez de los Estados Unidos hubiera un conjunto de al menos cuatro repúblicas, y Latinoamérica estaría conformada por otros tantos (adiós a las pequeñas repúblicas de Uruguay, Paraguay, Bolivia y Ecuador). Como nota curiosa, se presenta un mapa elaborado por los servicios de inteligencia británicos[iii] cuyo objetivo cumplido fue convencer a los Estados Unidos de los planes nazis para su “patio trasero”. En ese mapa los supuestos nazis dividían Sudamérica en cuatro grandes estados. Chile absorbía a Perú (no podría ser de otra manera viniendo de los ingleses) y se volvía a renovar la Gran Colombia, esta vez denominada Nueva España. La colonia de Guyana francesa absorbería a sus pares británica y holandesa.

Fuera de los cambios y modificaciones territoriales, y la desaparición de algunos estados, lo importante es cómo nos hubiera ido en lo social y económico.
¿Qué hubiera pasado con la población Latinoamericana?
Hitler pensaba que Estados Unidos había progresado porque su población con ancestros anglosajones no se había mezclado con los pueblos originarios, tal como lo señala en su libro “Mi Lucha”, en la primera parte, en su capítulo 11, y continua que conformaron un mundo étnico y una civilización diferentes a los pueblos de la América Central y la del Sur, donde los emigrantes, principalmente de origen latino, se mezclaron en gran escala con los pueblos originarios. Este mestizaje para Hitler había generado que el nivel de la “raza superior” quedaba rebajado y daba origen a una “degeneración física y mental, lo que lleva lenta pero firmemente hacia un agotamiento progresivo de la savia vital”. Esto “es un error, es un pecado contra la voluntad del creador (No olvidemos que Hitler era un austriaco de familia católica), y como pecadores, este acto recibirá su castigo”.
Hitler en ese mismo capítulo añade que: “todo cruzamiento de dos seres cualitativamente desiguales, da un producto de término medio entre el valor cualitativo de los padres; es decir, que la cría estará en nivel superior al padre racialmente inferior, pero inferior al elemento racialmente superior” Al margen de la ignorancia sobre biología y en métodos estadísticos; las palabras de Hitler hubieran sido el equivalente a la Biblia y al Corán juntos en la academia mundial y en las normas legales. Ello significaba que TODOS los mestizos no tendríamos los mismos derechos que los “racialmente puros”; por lo cual los sectores que se creen europeos del oriente argentino, sur brasileño o de las islas mesocráticas de Santiago, Lima, Bogotá o México también serian considerados inferiores y tratados como tales.
Los Estados iberoamericanos, estarían gobernados por élites criollas con mil argumentos para justificar su linaje, principal fuente de trabajo para médicos, historiadores y abogados. Los grandes grupos de afroamericanos y de pueblos originarios se encontrarían en peor situación a la que se encuentran hoy en día. La educación y el arte le estarían prohibidos como lo hacían los nazis con los pueblos eslavos o “subhumanos”. Los criollos proletarios tampoco estarían bien: todas las conquistas sociales, hechas o promovidas por los comunistas estarían abolidas: La jornada de las ocho horas, el derecho a la huelga, los feriados laborales, incluyendo el 1 de mayo, las pensiones, los derechos a seguros y a la salud.
En el arte, la represión hubiera impedido que el rock y la salsa (ambos de origen afroamericano) se hubieran desarrollado a los niveles que hoy existen. Los grandes escritores desde Neruda, a Benedetti, Galeano y Vallejo o no se hubieran conocido o ni siquiera hubieran tenido posibilidad de escribir lo que escribieron. La pintura y la arquitectura estarían rigurosamente sujetas a vetos, propuestas como las del comunista Oscar Niemeyer en Brasilia jamás se hubieran elaborado, menos ejecutado.
La legislación de la España franquista y el Opus Dei se enseñorearían en las normas latinoamericanas tanto que absolutamente todos los derechos logrados por las mujeres y los colectivos LGTB serían inexistentes. El clasismo y las marcas de “sangre” estarían grabadas en nuestros documentos de identidad. La exclusión en lo laboral, lo académico, el deporte y el arte no sería rechazable o condenable, sino habría infinidad de textos académicos y normas que la instituirían y le darían prestigio. Autores de textos como el presente serian dignos de la hoguera.
La movilidad social que existe en Bolivia, México, Ecuador y en Perú serian inconcebibles, jamás un Evo o un Toledo, al margen de sus signos políticos, accederían a puestos de relevancia por tener el fenotipo que tienen.
Cuba seguiría siendo el burdel de los principales mafiosos (sin la mafia judía por supuesto), y las grandes plantaciones y minas serian las principales fuentes de empleo servil para las grandes mayorías. La religión de mano con el poder político controlarían las posibles disidencias literalmente a sangre y fuego.
Sin embargo, y para bien, no fue así, veinticinco millones de muertos soviéticos y chinos y millones más impidieron que los fascistas lograran la victoria y permitieron que Latinoamérica, a pesar de todas sus vicisitudes y problemas, sea el continente de la esperanza.
Nada más tragicómico que esos “morenazis” que pululan por nuestras calles, hablando de mejoras de “raza” o despotricando de líderes como Evo, Chávez o de todo aquel con sangre afroamericana u originaria. Si hubieran ganado los nazis, esos Macris, Piñeras, Santos, y Morenos, compartirían los establos con los que tanto odian, donde desde la madrugada al anochecer trabajarían en la gran plantación, previa misa; como en las misiones jesuíticas del Paraguay, pero sin la autonomía y desarrollo de las letras y el arte que estas tuvieron.
Por todo ello, los que queremos a la patria grande y lo que ello significa, agradecemos a los soviéticos que el 30 de abril de 1945 izaron la bandera de la 150ª División de Fusileros. Orden de Kutusov 2ª Clase. División Idritsa. 79º Regimiento de Fusileros. 3er Ejército de Choque. 1er Frente de Bielorrusia: el gregoriano Melitón Kantaria, el ruso Mijaíl Aleksevich Yegorov, y el ucraniano Alexei Prokopovich Berest, en las alturas Reichstag, que simbolizó la derrota del III Reich y sus propuestas fascistas.
“En la madre tierra el ejército alemán marcha,
Camaradas permanecen uno al lado del otro para parar el ataque nazi
Panzers en barro ruso, un trueno en el este
Un millón de hombres a la guerra
¡La ira soviética desatada!”
Coro de Panzerkampf del grupo de rock Sabaton.
[i] “Racing the Enemy: Stalin, Truman, and the Surrender of Japan” de Tsuyoshi Hasegawa, 2006
[ii] Mando supremo militar soviético, establecido el 23 de junio de 1941 por un decreto secreto de Stalin. El cual estuvo conformado por: Semión Timoshenko, Gueorgui Zhúkov, Iósif Stalin, Viacheslav Mólotov, Kliment Voroshílov, Semión Budionni y Nikolái Kuznetsov; cuyo coordinador general era en 1945 Alekséi Antónov.
[iii] http://mentalfloss.com/article/61714/astounding-counterfeit-nazi-invasion-map-youve-never-heard