Zapata vive: La lucha sigue

“el que quiera ser gusano que se arrastre; pero que no queje cuando lo pisen”[i]

Zapata en una de sus primeras visitas oficiales a Ciudad de México

México no solucionó los problemas de usurpación de tierras de pueblos originarios o el usufructo impune de las mismas, después de su Independencia en 1821, no hubo cambio alguno para los campesinos que vivían en condiciones miserables. La gran mayoría trabajaba como peones en las grandes haciendas porque carecían de tierras propias y quienes sí eran propietarios no tenían dinero para cultivarlas. Con frecuencia las comunidades sufrían la sustracción de sus tierras, pastos, árboles y el agua, a pesar de contar con títulos de propiedad emitidos desde el Virreinato. Paralelamente, México siguió viviendo conflictos internos y externos, como la intervención francesa, la Guerra civil de la Reforma o las invasiones de los Estados Unidos. En 1876, accede al poder Porfirio Díaz. En esa gestión, llamada “el Porfiriato”, la situación en vez de mejorar, empeoró; los dueños de haciendas e ingenios se apoderaron de miles de hectáreas de los pueblos originarios, tal como sucedió en Perú, Bolivia, Colombia y en países de América central.

En esa época, hace 141 años nació Zapata, que, sin el impacto de él y otros como él, el actual México sería una sociedad tan estratificada como la actual Colombia y tan irrelevante en el arte y la identidad latinoamericana como una república bananera.

Emiliano Zapata Salazar llegó un 8 de agosto en San Miguel Anenecuilco, en el estado de Morelos. México. Su madre fue doña Cleofas Gertrudis Salazar y su padre don Gabriel Zapata; y cuando era niño fue testigo de un atropello, que se daba regularmente en esos tiempos, “El dueño de la hacienda vecina de Cuahuixtla se había apoderado en forma violenta de una parte de las tierras de Anenecuilco. Algunos campesinos ofrecieron resistencia, pero la fuerza a la que se enfrentaron era superior, por lo que tuvieron que huir[ii]”. Al preguntar a su padre lloroso por el despojo de sus tierras, su progenitor le contestó: “Que no peleaban contra los abusivos porque eran poderosos”. En ese momento, Emiliano prometió que, cuando fuera grande, él mismo haría que lo que era suyo les fuera devuelto.

Zapata nunca olvidó la promesa que se había hecho, y siendo un pequeño propietario sufrió el acoso de los grandes hacendados. Por su carácter y determinación fue elegido como Presidente de la Junta de Defensa de Anenecuilco, Morelos, y junto con otros propietarios de tierras apoyó a Francisco Madero en su campaña contra Porfirio Díaz. El gobierno central comenzó una represión sangrienta y Zapata emprendió la lucha armada para reclamar las tierras. En 1910, cuando estalló la Revolución, más del 80% de los campesinos mexicanos no tenían tierras. La propuesta de Zapata era que se restituyeran las tierras y manantiales entregados a las comunidades desde los tiempos de la Colonia, bienes en manos de hacendados y empresas extranjeras, y ello convocó a miles que se integraron al Ejército Libertador del Sur, como llamó a su organización.

Zapata y Villa en el Palacio de Gobierno en la Ciudad de México

Lamentablemente Madero fue similar a muchos gobiernos latinoamericanos que llegan con respaldo popular y el discurso de un cambio real y terminan operando para los intereses de la oligarquía; como el caso de Humala en el Perú. Zapata no se amilanó, y siguió la lucha y ahora contra sus ex aliados.

El plan de Ayala

“La ignorancia y el oscurantismo en todos los tiempos no han producido más que rebaños de esclavos para la tiranía.”

Emiliano Zapata se unió con el profesor Otilio Montaño y juntos lanzaron el Plan de Ayala el 28 de noviembre de 1911. En este Plan, se condenaba la traición de Madero. Además, se demandaba la restitución de las tierras usurpadas durante el Porfiriato y se exigía el reparto agrario de las tierras de los hacendados. Se restableció en los territorios controlados por el zapatismo –Morelos, Guerrero y el sur del actual distrito federal un modelo de gobierno basado en la autoridad de los pueblos. Las comunidades que recuperaron sus tierras fueron el respaldo del Ejército Libertador del Sur en sus luchas contra el gobierno. Un ejército formado por miembros de pueblos originarios, campesinos, jornaleros y obreros que pertenecían a los sectores más afectados por el Porfiriato. Tal característica lo hizo peligroso a los poderes tradicionales que hicieron todas las alianzas posibles para destruirlo, tal como sucedería unos años después contra el Ejército Rojo.

La guardia de zapata en una exclusiva fuente de soda en Ciudad de México

Es un ejemplo de igualdad de género, es el único ejercito del mundo en esa época con participación de mujeres, donde algunas llegaron a ocupar cargos de Generalas. Al igual, se les apoyaba en las gestión de sus hogares, actividades productivas y se integraban a los comités locales con todas las prerrogativas.

Soldada revolucionaria del Ejército Liberador del Sur

La legitimidad de su lucha y las características de sus logros, fueron los hechos que moldearon el México actual. Si no hubiera tenido esas características trascendentales, la revolución mexicana sería un levantamiento más de campesinos en la historia latinoamericana.

Emiliano dirigió personalmente comunicados a directores, insistiendo en que abrieran las escuelas, mandaba inspecciones escolares, y ordenó levantar censos para determinar los nombres de los colegios, cantidad de alumnos asistentes y sus necesidades.

En el Plan de Ayala como documento tuvo los efectos de un proyecto de nación. Y el zapatismo fue un proyecto global que estuvo en funcionamiento.

Su paso a la eternidad

“Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres.”

Zapata siguió luchando, pasaron tres o cuatro “presidentes”, hasta que un coronel Jesús Guajardo lo convenció de que, él y sus soldados, estaban en contra del gobierno de Venustiano Carranza. En abril de 1919 Guajardo trae con engaños a Zapata a una hacienda de Chinameca en Morelos y ahí es asesinado traicioneramente.

El caudillo del Sur es un ícono de la cultura popular en México y mundial. Y es el referente de la lucha actual de pueblos originarios contra proyectos extractivos. Incluso su imagen es protagonista en las manifestaciones de la comunidad LGBTI. En toda marcha y protesta reivindicativa de derechos, en obras de teatro o en conciertos musicales, la consigna vigente hoy es: “Zapata vive, la lucha sigue”.

Oleo de Noé Garay

[i] El Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, a través del Archivo Histórico de la UNAM (AHUNAM) es la fuente para las fotos, frase de Zapata y textos de este artículo.

[ii] Nota del historiador Jesús Sotelo Inclán.


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