Falsos dilemas y desencuentros entre cipayos

Es tradición, en regiones coloniales o neocoloniales observar como dos grupos antagónicos de cipayos[i] discuten con ardor, y a veces hasta la muerte, para ver quién y cómo se atiende al patrón.

Gunga din, fotograma de la película sobre este perfecto cipayo

En la segunda guerra mundial, un cipayo ucraniano, editada un periódico de apoyo a los ocupantes nazis. Curiosamente salió a la luz luego que los alemanes confiscaron la imprenta y las oficinas de un editor soviético de origen judío, que murió asesinado en un campo de exterminio. Después de la derrota fascista, la familia del ucraniano huyó a Canadá y la nieta de éste «periodista por encargo«, se dedicó también a ese “arte” y en una carrera en función a los intereses de las grandes corporaciones asciende a editor general de  la agencia de noticias Reuters. Entre 2014 y el 2016, dicha nieta promovió el Festival de Toronto en su madre patria: Ucranía; incluyendo recaudación de fondos para el grupo neonazi canadiense Right Sector, con el objetivo de comprar armas para escuadrones fascistas en Europa oriental. En marzo del 2017 la embajada de Estados Unidos en Canadá, celebraba en un cable que “Canadá adopta la política exterior de: Estados Unidos primero’”, dado que el primer ministro Trudeau nombró a la señora en cuestión,  Chrystia Freeland como ministra de Relaciones Exteriores.

Cable desclasificado de la celebración

En 2017, Freeland, ya como canciller de Canadá, promueve la creación del Grupo de Lima, cuyo objetivo es generar el cambio de régimen en Venezuela. Freeland aseguró que el Grupo de Lima actuará en interés de Washington y promoverá el poder imperial norteamericano en la región. La agencia Associated Press publicó el 25 de enero de 2019,  que Freeland habló con Guaidó la noche previa a la juramentación de Maduro para ofrecer el apoyo de su gobierno canadiense para  enfrentar al líder chavista.  Fue quien coordinó las reuniones y la línea de los comunicados del todavía existente Grupo de Lima.

Freeland y algunos cancilleres del grupo de Lima, entre ellos el peruano, se nota quién es quién

A principios del presente año, fue reelegido otro peón de los Estados Unidos en la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos: Almagro, cuya  postulación fue presentada nada menos, y sin vergüenza, por  Colombia (ver https://surhoy.org/2020/06/30/una-vieja-neocolonia-en-sudamerica/), y con el apoyo declarado  del Brasil de Bolsonaro, del gobierno de facto de Bolivia, el de Chile, Ecuador, y de una Venezuela fantasma (representada por el delegado de Guaidó). El Grupo de Lima, lleno de fracasos,  no ha podido con una gestión que presenta mejores indicadores en la lucha contra la pandemia que ellos; y ante dicha derrota, trata de logar algún resultado que no los haga pasar al ridículo en la historia.  Las corporaciones mineras canadienses siguen muy interesadas en Venezuela y exigen alguna luz en el camino frente al avance arrollador de la China.

En la sede del Grupo de Lima, es decir la capital peruana, se observa  hoy una vergonzante colisión entre el fujimorismo y el gobierno de turno, en relación a quién va como representante de esa república ante la OEA. No hay que olvidar que el actual presidente peruano, pasó unos días en “incertidumbre” en el Canadá, mientras el presidente Kuczynski era destituido por corrupción.

No hay la mínima diferencia de fondo entre el Fujimorismo y el actual gobierno, para variar ambos grupos provienen de organizaciones cuyos líderes están encarcelados por corrupción;  siguen la misma política económica, siguen subordinados a los mismos intereses, se financian de la misma manera, exoneran de impuestos a la misma categoría de empresas, limitan y restringen los derechos de los trabajadores y privatizan servicios, lo que ha provocado un sistema de salud precario que ha sido desbordado por los efectos de la pandemia y donde, obviamente los más pobres, sufren las consecuencias. El Perú es hoy el país que presenta los peores indicadores sanitarios y mayores víctimas tanto en contagiados como en  defunciones. Ya no vemos ni leemos  burlas sobre la “torpe” gestión de Maduro en este caso específico.

En el colmo de la ignominia, una fujimorista califica a un paisano del actual presidente de “indio” haciéndonos recordar a la triste mandataria de Bolivia que decía cosa similar, tratando de descalificar de esa manera su capacidad de ejercer como representante permanente peruano ante la OEA. Competencia en nombrar a quien se arrodilla con más elegancia. Triste nivel al que ha llegado la diplomacia peruana, que hace décadas dictó cátedra de sobriedad y respeto a la autodeterminación de los pueblos y hoy tiene pugnas por quien es más cipayo que otros.


[i] Término que proviene del soldado nativo hindú en los siglos XVIII y XIX al servicio de las potencias coloniales de Francia, Portugal y Gran Bretaña, por extensión a cualquier individuo nativo que defiende los intereses de una potencia extranjera en contra de los de su propia comunidad.


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