En la mayoría absoluta de los países Latinoamericanos, salvo conocidas excepciones, los que ostentan el poder real son principalmente los grandes grupos económicos. Los conglomerados de medios de comunicación son propiedad de dichos grupos, o sus pagos dependen, en insalvable medida, de los servicios que prestan a ellos.
Estas tautologías, permiten señalar que la línea editorial de los mismos, representa (obviamente) a los intereses de dichos grupos y las “investigaciones sobre políticos o gobernantes” que publican tienen el objetivo secundario el hacer creer a los neófitos que se “investiga” al poder, o que “luchan contra la corrupción”, siendo el primario el castigar a los atrevidos.
Un poco de historia
El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Banco Nacional de Desenvolvimento Económico y Social – BNDES) es una empresa pública federal asociada con el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio de Brasil, creado hace 67 años y cuyo objetivo es proporcionar financiamiento a largo plazo a empresas para esfuerzos que “contribuyan al desarrollo del Brasil” .
Cuando el Partido de los Trabajadores (PT) con Lula a la cabeza, ingresa al gobierno del Brasil, el BNDES comienza a centralizar en las 5 más grandes constructoras del país la mayoría de sus préstamos, entre ellas la hoy famosa Odebrecht, con la intención de que sus grandes empresas nacionales participaran exitosamente en los proyectos de infraestructura más importantes de Latinoamérica. Cosa que para un gobierno socialdemócrata como el PT es coherente, no quería hacer ninguna transformación “socialista”, solo competir y fortalecer su posición como partido y como Estado, controlado por ellos, en un contexto capitalista, con reglas capitalistas.

En Latinoamérica donde el objetivo de la gran parte de los grupos que llegan al gobierno, es lucrar con la administración del Estado, la norma entonces, era y es aquella que las diversas empresas utilizan para acceder a los contratos: El soborno a los dirigentes políticos o las “propinas por sus buenos oficios”. Y para ello se debe tener financiamiento, y si es barato, mejor.
De 583 créditos hecho públicos y otorgados por BNDES por un equivalente a 14,582 millones de dólares, 322 fueron durante la gestión gubernamental de Dilma Rousseff y 260 durante la gestión de Lula da Silva. Dichos créditos permitieron a las constructoras brasileñas un amplio dominio del mercado de las grandes obras de infraestructura, cosa que afectaba directamente los intereses norteamericanos en la región.

Los créditos del BNDES en los últimos doce años se han centrado principalmente en proyectos de infraestructura. Por ejemplo, para el año pasado 2018, del total de 69,300 millones de reales liberados: 30,400 millones (43,9 % del total desembolsado) fueron para inversiones en infraestructura.
Obviamente, el PT y sus líderes apoyaban a sus aliados o futuros aliados a través de las constructoras. Sendos proyectos con mínimas garantías fueron gestionados para desarrollar proyectos en Venezuela y Cuba. De paso, era de esperarse, fortalecían las posiciones socialdemócratas al interior de esos regímenes, marginando posiciones más coherentes con el discurso de sus líderes.
¿Y las empresas de Estados Unidos no hacen lo mismo?
Las empresas norteamericanas tienen, entre otros, al Export-Import Bank (ExImBank), que es una entidad autónoma del gobierno de los Estados Unidos cuyo objetivo es “facilitar el financiamiento de las exportaciones estadounidenses”. Para variar, la América Latina representa el mercado más grande para el ExIm Bank (Hay otros bancos con el mismo nombre de China , Turquía, etc.). Incluso la Sección Comercial de las Embajadas de los Estados Unidos actúan como plataformas del ExIm Bank. Los créditos del BNDES superaron con holgura, en la últimas dos décadas, a los del ExIm Bank norteamericano.

Las acciones del ExIm Bank no han estado libres de las prácticas que tanto se ventilan contra las constructoras brasileñas, en especial en aquellos estados con amplia presencia norteamericana, inclusive militar, como Colombia, o países de Centroamérica. El caso más publicitado (dada la disputa interna entre uribistas y ex socios) es el escándalo que estalló en Colombia con REFICAR, con sobrecostos mayores a los $4,000 millones de dólares y donde está involucrada la constructora norteamericana Chicago Bridge & Iron Company -CB & I.
Ya el año 2014, Ex-Im Bank se encontraba envuelto en acusaciones de corrupción y se estaba viendo la renovación de sus estatutos; previa remoción de cuatro funcionarios por aceptar regalos y comisiones a cambio de tratar de dirigir contratos federales a determinadas empresas. Y en el año 2015 senadores del Partido Republicano criticaron al Ex Im Bank como una “forma de prestación social corporativa que ayuda a grandes corporaciones con influencia política a expensas de los contribuyentes y firmas estadounidenses”.
Objetivo: El control del mercado
En un contexto donde los Estados Unidos sufre una pérdida real de su poder a nivel global, que se inició con la crisis del 2008, frente a una China comunista y a una renovada Rusia, agravada por derrotas militares evidentes; vuelven su mirada a su «patio trasero«. Los millones de dólares que las constructoras brasileñas manejaban tampoco pasaban, en su gran mayoría, por los bancos norteamericanos ni los de sus principales aliados europeos. Es decir, no había beneficio relevante alguno por el accionar de las brasileñas, además de ser un instrumento político que se atrevía a apoyar a gobiernos no subordinados como el venezolano, ecuatoriano, boliviano y el cubano.
Estados Unidos resolvió entonces, como prioridad de su política exterior en Sudamérica, poner un límite a la influencia que Brasil (y el PT) estaba asumiendo en América Latina; donde PETROBRAS y ODEBERCHT tenían roles importantes. Es así que surge una investigación del Departamento de Justicia de los Estados Unidos.

Los intereses de Estados Unidos, tuvieron en Brasil como alfil a un alumno del Departamento de Estado, que luego de cursar un programa sobre la lucha contra prácticas corruptas en la universidad de Harvard; se convirtió en especialista brasileño en el tema: Sergio Moro. Moro ya como artífice de la operación “Lava Jato” sobre PETROBRAS, utilizó una práctica muy utilizada últimamente en los sistemas judiciales de Latinoamérica ( de la doctrina del «Lawfare«, curiosamente propiciada en Harvard y que tiene como objetivo el fortalecimiento del liberalismo a través del poder judicial): La delación premiada, o “colaboración eficaz” que prevé reducciones de penas para los supuestos arrepentidos que aporten datos sobre hechos de corrupción. El propio Marcelo Odebrecht utilizó dichos beneficios y luego de solo 24 meses en cárcel pasó a arresto domiciliario.
El hoy ministro de justicia de Brasil, fue «selectivo» en sus procesos: No puso ningún énfasis en la dirigencia del partido social demócrata de Brasil (PSDB), al que pertenecen su amigo Aécio Neves y el ex presidente Fernando Henrique Cardoso. Total, Cardoso es un buen pro norteamericano.

Unos peones muy activos de los norteamericanos, son las ONGs que reciben amplio financiamiento de USAID, la NED y similares. En su rol de difusión e “investigación”, recalcando la “corrupción” de funcionarios brasileños y sus pares latinoamericanos, se pretenden auto constituir en baluartes de la “lucha contra la corrupción”; convirtiéndose según ellos “ad honorem” en soporte de jueces y abanderados de esa “lucha” contra los ataques de los sectores favorecidos por las constructoras brasileñas. Cosa que ni es “ad honorem” ni es iniciativa de ellos.
Lo tragicómico de estos hechos, es que movimientos sociales y partidos de izquierda se prestan a estas movilizaciones, cuando en verdad, los directivos (o parientes) de varios de ellos se vieron beneficiados por la relación con ODEBRECHT y similares.
No dudamos que es necesaria una lucha frontal contra la corrupción, pero sobre la base de un proceso para la transformación real de las estructuras en favor de las mayorías, sino todo se convierte en una simple sustitución de un dinosaurio por otro, más viejo y más pesado.

3 respuestas a “¿“Lucha contra la corrupción” o eliminación de adversarios?: Odebrecht y similares”